lunes, 4 de agosto de 2008

Encuentros

En la noche te ví, apareciste en la orilla de la playa como una sirena, me mirastes, me sonreistes, produciendo en mi unas ganas incontrolables de comerte el coño y solo si tu quisieras, con mi falo ensuciarte tu dulce cara, pero tu solo jugabas y ahora tus santos se orinan sobre mí.
De ellos me embriago, me hundo en la arena y decido antes de acabar a dos metros bajo tierra...que coño me tomo la penúltima en el bar.

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